Nuestro décimo aniversario. . . y la billetera perdida que lo hizo todo posible.
¡Quiroga Law Office, PLLC tiene diez años! Estaremos celebrando nuestro décimo aniversario todo el mes.
Comenzamos como una pequeña operación en un sótano de ochocientos pies cuadrados en Spokane en el año 2009.
Quiroga Law Office, PLLC inició en la casa de Casey y Hector Quiroga, y pronto dejó de ser un sótano y se convirtió en una firma de inmigrantes que ayuda a los inmigrantes, expandiéndose desde Spokane a Kennewick y a Las Vegas, Nevada.
Es probable que ya conozcas esa historia, lo que no sabes es que todo se debe a una billetera perdida.
Quiroga Law Office no existiría si una mujer que trabajaba en la Embajada de los Estados Unidos de Bogotá – Colombia, no hubiera perdido su billetera en un cálido día de enero de 2000.
La historia es la siguiente:
Héctor es de una prominente familia colombiana, su padre es abogado con su propio bufete y su madre también es abogada. Él siempre quiso ser un abogado, en algún momento del camino, decidió estudiar en los Estados Unidos; su padre lo entendió pero le impuso dos condiciones: “Tienes que estudiar inglés y debes descubrir cómo hacerlo por tu cuenta”.
Y así lo hizo, logró conseguir su pasaporte colombiano, fue aceptado en la Universidad de Texas en Austin para estudiar inglés, solicitó la Visa de los Estados Unidos y posteriormente le fue otorgada.
¡Todo estaba listo, que emoción!
Pero poco después le robaron su visa y pasaporte, tuvo que empezar de nuevo con muy poco tiempo para lograrlo, era agosto y su vuelo a Texas era a mediados de enero.
Debido a los trabajos bizantinos de la burocracia colombiana, le entregaron su pasaporte de reemplazo hasta enero, apenas una semana antes de la fecha de salida. Cuando por fin lo obtuvo, Héctor lo tomó y corrió a la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá para obtener una nueva visa; como se pueden imaginar, la embajada era un edificio parecido a una fortaleza, estaba muy bien vigilado, incluso en los días anteriores al 11/9, siempre estaba lleno de gente de pared a pared.
Finalmente llegó a una ventanilla de atención con un cristal a prueba de balas, del otro lado había una mujer muy seria quien le exigió su papeleo, los reviso durante unos treinta segundos y luego los aprobó, esto emocionó a Héctor pero finalmente ella agregó que le tomaría un mes recibir los documentos por correo. Se suponía que Héctor comenzaría sus clases el miércoles de la semana siguiente, así que él hizo uso de sus tempranos conocimientos mostrando sus habilidades para comunicarse, y consiguió que ella prometiera acelerar su visa si regresaba con un boleto de avión a Texas.
La historia de ¿cómo Héctor consiguió el boleto de avión? es muy buena y la compartiremos otro día; por ahora, solo sepan que obtuvo el boleto y regresó a la Embajada el lunes de la misma semana que comenzaban sus estudios en la Universidad de Texas.
Fue el primero en la fila, de hecho, no había nadie allí, entró, pensó que era extraño que no hubiese guardias alrededor pero fue directamente a la misma ventana blindada a la que fue la primera vez. Estaba solo, esperando a que abrieran, unas cuantas personas pasaban pero ninguna parecía verlo. Después de media hora, comenzó a preguntarse por qué había tan poca gente alrededor.
Se giró para mirar alrededor de la habitación y se percató que a su lado caminaba la mujer con la que había hablado la primera vez:
– Ella estaba sorprendida y le preguntó: “¿Qué estás haciendo aquí?, ¿Cómo entraste?”
– “Caminando”, respondió Héctor, “dijiste que regresara en veinticuatro horas”.
– “No quise decir hoy, es festivo, Día de Martin Luther King”, dijo ella.
– “Oh, yo …” Héctor estaba apenado.
– “Acabo de entrar a buscar mi billetera, espero, haberla dejado aquí”.
– “Pero …” dijo Héctor.
– Ella se detuvo, miró fijamente, debió sentir pena por él y dijo: “Bueno, ya estoy aquí, vamos a buscar tu visa”.
Así fue como llegó Héctor a los Estados Unidos y por eso, dieciocho años más tarde, celebramos su décimo aniversario como una empresa de inmigrantes que ayuda a los inmigrantes.